La Unión por el Mediterraneo es la concepción política de un colectivo de naciones, cuyos habitantes miran, todos, hacía el mismo mar, el mismo, que desde hace siglos les ha servido de ruta de comercio e interrelación continua. Barcelona tiene más relación histórica con el resto de ciudades mediterraneas que con Madrid, a pesar de que la convivencia cotidiana de los últimos siglos haya generado una especie de relación fraternal, en la que el hermano mayor desea imponer su voluntad.
Es tan infantil y real que no hace falta contrastar qué tan cierta es esta afirmación. Perderíamos más el tiempo, como de hecho, lo hacen los habitantes de una y otra ciudad cuando se enfrascan en un debate esteril por ver quién la tiene más grande. No existe hermandad exenta de peleas, celos y sinrazón, pero también es cierto que muchas veces nos damos cuenta de lo que nos une cuando el contrincante es otro, más diferente e igualmente amenzante para ámbos. Caín y Abel. Nunca sabremos si nuestra humanidad pusilánime se equivoca al tomar partido por uno o por otro. Si excluimos, generamos resentimiento.
El resentimiento no se cura con el tiempo. Se va alimentando del mito falaz que sesga tanto como mirar al sol. Aparto la mirada. No la aguanto. Me saca de quicio. Me enerva. Me hierve la sangre. Me proyecto. Pero no actuo. Guardo. Acumulo. Espero, infeliz y en tensión, desatar en otro momento más adecuado el ansia que de momento me hunde más, me hace más miserable y me llena el frasco con un poco más de rencor. No hay afirmación, sólo contención. Siempre negativo, nunca positivo, como diría el poeta.
Relaciones de hermandades y rivalidades entre vecinos existen en todos los barrios, desde el inicio de los tiempos. Europa está plegada de dicha fraternidad histórica, que enfrenta la historia de cada pueblo con el presente, con su concepción social y política, siempre comparado con el otro. La identidad en un mundo global es cada vez más una intelequia mental. La identidad líquida es mucho más versatil y adaptativa, ya que me permite permear en todas aquellas culturas que abren mi visión sesgada, comprendiendo y aceptando las diferencias que nos pueden llevar a dos personas a no estar de acuerdo.
A México le indigna la manera como tratan a su conciudadanos en EUA, pero trata igual o peor la frontera con el sur. Costa Rica se ensaña con los nicas, pero depende de ellos para sacar las tareas que ningún tico quiere hacer. Los colombianos y los venezolanos están en constante pique, como los Ecuatorianos, Chilenos y Peruanos. Argentina con Chile, Bolivia y Brasil. Holanda con Alemania. Alemania con Francia. Francia y España. Catalunya recela a Portugal la independencia que no tiene, pero Portugal recela que España le de la espalda como si no existiera, teniendo que dirigir la vista hacia el mar, del otro lado de la península, el Pacífico. Pacífico viene de paz. Paz es lo que no llegamos a consolidar como un estado estable de convivencia. Pero al final, ¿qué país/ciudad no tiene pleito con el vecino? El problema es que lo llevamos a algo más: no ser capaces de respetar la pluralidad de las diferencias del otro.
¿Quién o qué define mi identidad? ¿Quiénes son mis pares y quiénes no lo son? ¿Cómo hacemos equipo, excluyendo? ¿Qué hemos aprendido del pasado?
Las ciudades con puerto siempre cuentan la historia de quien va y viene, de nuevas aventuras en el límite del caos, de productos de otros sitios. Esos puertos han visto pasar personajes de todas las nacionalidades, culturas y estrato social imaginable en más de dos mil doscientos veintidos años de historia. Patos en fila, de un lado para otro. La comida extraída de la misma fuente, que comparte clima y agua, costumbres entremezcladas en la identidad de ciudades. Aun así, en el Mediterraneo se concentran todos los retos que nos presionan como sociedad: guerra, pobreza, desigualdad, desarrollo, convivencia multicultural, proteccionismo ... conflictos que se comportan como problemas complejos sistémicos, que hemos intentado un enfoque inadecuado hasta ahora. Algo más habrá que probar. Algo que genere esa emergencia en la convivencia y en la aportación del individuo a los objetivos colectivos.
El reto es grande, ya que no queremos replicar una estructura burocrática que no de resultados claros y tangibles, y peor aún, que no tenga la representación social que le falta, por ejemplo, a la comunidad europea, tal y como queda de manifiesto cada vez que hay elecciones, y cada vez que los gobiernos jalán para casa. Esto no lo aguantaría nadie. La respuesta tiene que contar con nuestra participación colectiva en un sistema que permita la emergencia de las civilizaciones y culturas que han heredado los parajes en los que los griegos vieron florecer un sistema en el que las ideas se han mantenido vivas gracias a la intensidad con la que se debatieron libremente, dentro de un marco en el que estas maneras de interrelacionarse tenían un sentido y una estructura adecuada.
Me quedo con este párrafo del comunicado de los ministros de Exteriores de España, Egipto y Francia, Miguel Ángel Moratinos, Ahmed Aboul Gheit y Bernard Kouchner, respectivamente, que publicado en El País sobre el Mediterraneo:
"Insistimos en que ésta es una Unión no sólo para las personas sino con ellas. Existe una densa malla de actores implicados en la Unión por el Mediterráneo. Junto a los Gobiernos de los 43 Estados, contamos con los esfuerzos de las instituciones de la UE, de nuestros parlamentarios, de las autoridades locales y regionales, de los agentes económicos y de la sociedad civil en su sentido más amplio. Todos estos actores se reunirán bien pronto para aportar su contribución al proceso. Estamos, pues, ante una Unión por el Mediterráneo inclusiva, que escucha y canaliza la voz de todos aquellos que creemos y trabajamos al servicio de un futuro común más justo y más seguro."
Esa sociedad civil en el sentido más amplio es el mediterraneo, que somos todos, como individuos y como colectivo.
Que buena reflexión sobre las identidades!!
Yo “Barcelonina” confieso que me siento muy del mediterráneo y que reconozco en aquellos lugares donde compartimos y disfrutamos del mediterráneo muchas sinergias….
Publicado por: Meritxell | 03/05/2010 en 09:36 a.m.
¡Gracias! Es más fácil reflejarse a partir de lo que compartimos y desarrollar una relación a partir de ahí. Siempre habrá algo del de adelante que nos pueda interesar... la gracia es encontrar por dónde empezar. Si nos parecemos, hemos ganado en el avance, que será más fácil.
Publicado por: oollmmaann | 03/05/2010 en 12:01 p.m.