Hoy me he topado con dos noticias que le dan al blanco a mis intereses en la actualidad. Uno es una noticia del diario Público, una entrevista al sociólogo polaco Zygmunt Bauman, titulado "Último cartucho contra el libre mercado", y el otro, un artículo del Harvard Business Review, de Rita McGrath, titulado "Why I hate micropayments".
Coíncido con Bauman en que los problemas estructurales de la sociedad son una evidencia de que cualquier modelo, ya sea de "izquierdas" o de "derechas", ha demostrado su absoluta ineficiencia para darle una solución viable a la pobreza y a la desigualdad.
El pesimismo de Bauman se traslada también a la manera de incorporar a los individuos en la fórmula:
"Actualmente se espera que sean los propios individuos los que conciban soluciones individuales a los problemas sociales. La solidaridad comunitaria ha dado paso a la competencia entre individuos. La sociedad de consumo practica una exclusión más estricta, violenta e implacable que la antigua sociedad productiva"
Las siguientes frases engloban mi sintonía con Bauman:
- "La única respuesta posible a la globalización económica es el surgimiento de un espacio político igualmente global"
- "Se necesitan nuevas fuerzas para crear un foro verdaderamente global. Y estas sólo podrán afianzarse soslayando a los antiguos actores".
Rita odia los micropagos, pero serán estos, o bien, una aproximación que reuna las características que se obtienen del artículo y sus comentarios, en el que queda claro que para que un sistema de micropagos funcione deberá:
1. Ser fiable - que el proveedor genera la confianza que permita la transacción.
2. Ser fácil de usar - que no implique rellenar mil temas.
3. Ser universal - que permita la interacción libre entre una red sin fronteras, o sea, que no represente un agobio para el usuario.
4. Permitir pagos ínfimos - céntimos, no 0.99 céntimos, como las canciones del i-Tunes (que no valen eso).
5. Ser uno - que garantice las funcionalidades para todos los usuarios.
Quizás no sea evidente la relación entre estos dos artículos, pero internamente, el lazo es muy claro. Uno permitirá lo otro. Al menos esa es mi visión. Ya veremos si la emergencia social se gesta o no, pero está claro que hay que empezar a buscar esas nuevas fuerzas, esos individuos capaces de hacer girar el sistema.
Ya estoy cansado de no tener ni un mísero comentario, así que me dije a mi mismo,... mi mismo. Luego de escribir este post regresé a la noticia Bauman y escribí lo siguiente:
La simplificación de política en unos de izquierda y otros de derechas se desvanece cuando ambos dan fe de su inoperancia en términos prácticos y contrastados con la realidad. Cada uno hace lo que considera que es lo mejor para el bien común, al menos así debería ser, pero al final se convierte en una lucha entre grupos de poder que están vinculados unos con otros, actores políticos, económicos y sociales, que acaban por representar la sociedad que tenemos.
¿Qué nos queda? Pensar que la respuesta está del otro lado del péndulo, de donde regresaremos cuando nos demos cuenta de que sigue siendo lo mismo. Lo mismo ya no funciona.
Me quedo con estas dos frases:
1. "La única respuesta posible a la globalización económica es el surgimiento de un espacio político igualmente global"
2. "Se necesitan nuevas fuerzas para crear un foro verdaderamente global. Y estas sólo podrán afianzarse soslayando a los antiguos actores".
Publicado por: oollmmaann | 03/02/2010 en 07:46 p.m.