No estoy de acuerdo con Bernard Kouchner, ministro de exteriores de Francia acabó su artículo en el que define el futuro de Internet como un reto político, salvo quizás en el siguiente punto:
También estoy muy interesado en otro proyecto. Será largo y difícil de llevar a la práctica, pero es fundamental: dar plasmación jurídica a la universalidad de internet, otorgarle un estatus que lo asimile a un espacio internacional, para que a los Estados represivos les resulte más difícil utilizar el argumento de la soberanía contra las libertades fundamentales.
Los políticos deben velar por definir las bases de una legislación universal que permita la adaptación global a las necesidades de interrelación que presenta el impulso de Internet como una industria estratégica de futuro. El problema es que dado la vertiginosa rapidez con la que se mueve el engranaje político, es previsible que el cambio real se de en el ámbito social, y que por tanto, será la conversación que surga desde la base de Internet, la interacción libre entre individuos, la que defina la pauta de esta transformación social.
No se trata de un
cambio político... es mucho más grande que eso. La cuestión ya cambió, hace
tiempo. Lo único es que es un mundo nuevo al que nos estamos adaptando todos a
diferentes ritmos, y que todas las organizaciones y colectivos, incluidos los
gobiernos deberán identificar de qué manera habrán de cambiar. Las
conversaciones son las que guiarán las e-voluciones, más que revoluciones, de la emergencia social.
Somos un sistema complejo, y hasta ahora no habíamos sido capaces de generar un
mecanismo de comunicación que replicara esta característica que únicamente
podremos mover a partir de nuestra aportación individual.
Cada uno de
nosotros marcaremos el rumbo, a partir de unos valores comunes que busquen el
beneficio para un bien común. De verdad creo en ello, en una visión más amplia,
que permita un desarrollo sostenible a partir de un sector que puede generar
valor, a toda una sociedad que no necesita más cosas, sino otro tipo de
mecanismos para impulsar la innovación, puestos de trabajo en sectores
productivos. Internet es nuestra única apuesta de futuro como sociedad, y si
nosotros queremos, seremos nosotros los que moveremos el deseo colectivo de una
sociedad más justa y libre.
Lo que es cierto es que los políticos deberán tener la capacidad de no limitar la adaptación que debemos generar en el sistema, cuando vean venir el movimiento social que viene detrás. Esa es la verdadera razón por la cual la política debe garantizar una visión más amplia que la de hombres (y mujeres, por descontado) de estado. El ámbito es global. En esa escala debemos ser capaces de generar las influencias necesarias para desestabilizar el sistema lo suficiente para generar la emergencia.
Así acaba monsieur Kouchner su artículo, de una manera con la que no podría estar más de acuerdo:
La libertad de expresión es "la base de todas las demás libertades". Sin
ella, no existe la "nación libre", decía Voltaire. Este espíritu de la
Ilustración, que es universal, debe impregnar los nuevos medios. La
defensa de las libertades fundamentales y los derechos humanos debe ser
la prioridad a la hora de administrar Internet. Es algo que nos interesa
a todos.
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